miércoles, 11 de febrero de 2015

REFLEXIONES DE DOCENTES: MARIA EUGENIA


Uno de los objetivos de nuestro blog es dar voz a experiencias y reflexiones de los docentes. El publicarlas no significa necesariamente que estemos totalmente de acuerdo con ellas, pero poner en común ideas, miedos, deseos... y que puedan ser enriquecidos con comentarios, nos parece uno de los lujos que nos aportan las nuevas tecnologías.



Mi nombre es María Eugenia y soy profesora de secundaria.
Soy profesora por vocación, abandoné un trabajo estable, puesto fijo y bien remunerado porque deseaba sentirme realizada haciendo lo que más me gusta. Estudié idiomas e Historia del Arte por puro Amor al Arte y a las Ciencias Humanas: mi deseo era transmitir mis conocimientos, mi pasión, hacer a otros comprender y apreciar la sutilidad de las creaciones que el pensar y el sentir del ser humano nuestros antepasados lejanos y no tan lejanos- han plasmado a lo largo de su historia. No, nunca me ha gustado aprender fechas, nunca me ha gustado la enseñanza convencional de repetir y memorizar conceptos de los que no entendía el sentido, hechos aislados sin porqués, sin causas ni consecuencias claras.
Nunca me gustó cómo me explicaron la Historia en el instituto, por eso cuando empecé a trabajar como profesora quise hacerlo mejor de lo que lo habían hecho conmigo ... en mis cuatro primeros años estuve trabajando una media de catorce horas diarias, festivos incluidos, a veces más, no me importó, lo hice porque quise, porque no quería que mis alumnos sufrieran con un libro tostóntodo lo que yo había sufrido; así pues llegué a compilar una producción de powerpoints superchulos, cuestionarios, actividades etc...
Ustedes pensarán que mis alumnos tienen que estar encantados, tanta vocación, tanto vídeo, tanto powerpoint... pues miren, unos cuantos lo están, pero la realidad es que lo que menos importa en las aulas ahora mismo es lo que yo o cualquier otro profesor les pueda enseñar de Historia, Geografía, Arte o casi cualquier otra materia del curriculo.
Cuando entré en la enseñanza no tenía de idea de en el mundo en el que me estaba metiendo. He tenido verdaderas pesadillas queriendo volver a mi antiguo trabajo, he llorado tardes y tardes de impotencia, de rabia y de sentirme incapaz de afrontar situaciones para las que una licenciatura convencional y veinte cursos de habilitación a la docencia no te preparan, he sufrido humillaciones, insultos y amenazas sin merecerlo, todos los días sufro un pulso emocional continuo una clase tras otra y a sexta hora a veces acabo absolutamente desgastada, con toda mi energía absorbida, pero les sigo sonriendo, sigo aguantando el tipo gracias a las miradas de alumnos que son auténticos angelitos, y por ellos, sobrevivo. No, no exagero. ¿Ustedes han visto el programa de televisión “Hermano Mayor”? probablemente si... esos chicos que salen por la tele también van al instituto, y otros, que no salen en ese programa, es en el instituto donde encuentran su espacio de desahogo.
De las situaciones que se viven en el aula nadie tiene directamente la culpa, las circunstancias sociales actuales hacen que cada vez nos encontremos en las aulas con jóvenes que cargan a sus espaldas problemáticas de muy diversos tipos, carencias no solo económicas, sino también de valores, de civismo, de afectividad... el mayor problema que veo en ellos es la falta de atención que muchos tienen, falta de comprensión, carencias afectivas y desconocimiento de cómo gestionar unos sentimientos y emociones que a veces no saben ni reconocer ...carencias a fin de cuentas que desembocan en conductas dañinas para ellos y para su entorno y que lamentablemente, a veces a los quince, dieciséis años, ya están demasiado fuertemente interiorizadas como para cambiarlas fácilmente. Este tipo de chavales no son perfil “Hermano Mayor”, la mayoría de ellos, uno a uno, son personas maravillosas, que hacen lo que pueden en el entorno que tienen. Uno a uno se puede generalmente hablar con ellos y van respondiendo a estímulos de refuerzo positivo. Uno a uno... pero en un aula con treinta personas!? Treinta o más de treinta personas, cada una de ellas con su mundo, con sus intereses, motivaciones y desmotivaciones, preocupaciones, carencias, complejos, por no hablar de aquellos casos de alumnos con problemas psicológicos o psiquiátricos serios (no, no me refiero a hiperactividad) habilidades, actitudes y aptitudes, apiñados en un aula en donde la misión del
profesor pasa por lograr impartir el programa de una asignatura concreta. Treinta mundos encorsetados en un espacio en el que no terminan de encajar, en un espacio que no está preparado para saber sacar su potencial. Treinta mundos de emociones, caos emocionales las más de las veces y hormonas a flor de piel en un pulso treinta a uno.
Treinta mundos que saben sacar lo peor que ese “uno” lleva dentro. Un Uno que a veces se ve desbordado y que sabe la importancia de su rol y que pase lo que pase sabe que está siendo ejemplo en la formación moral de esos jóvenes y por tanto ha de aportar su ejemplo de educación, calma, corrección ... a veces es la única manera de transmitir unos valores, siendo un ejemplo coherente y viviente de los mismos... si, a veces en contra de la cotidianeidad que ellos viven.
Sí, claro que si, en mis tiempos era distinto, y en los tiempos de usted que está leyendo esto probablemente también era distinto; en aquellos tiempos tratar de afectividades, gestión de emociones y sentimientos, de cómo nos afectaban las carencias que pudiéramos o no tener, no daba lugar. O no las teníamos, o a base de un cachete se nos quitaba la tontería o la letra con sangre entra o nos íbamos a jugar al parque y ahí no había carencia ninguna. Pero estos tiempos son otros tiempos, esta sociedad, sus valores y su estructura son otros y por tanto, necesariamente los paradigmas de la educación deberían ser otros.
También treinta mundos de capacidades y niveles de comprensión diversos. El profesor tiene la misión de adaptar el currículo (el temario) al nivel de las capacidades de cada alumno. Perfecto, así debe de ser, por supuesto... y así en ese esfuerzo es cómo en múltiples ocasiones me he visto preparando cuatro niveles de un mismo temario para una sola aula: adaptaciones para los que no saben castellano, adaptaciones para los ACNEAE (Alumnado Con Necesidad Específica de Apoyo Educativo), para alumnos con un retraso curricular igual o superior a dos años, para los alumnos del nivel ordinario del curso y para los alumnos superlistos que sin ser superdotados se daban de cabezazos contra la mesa porque no eran capaces de soportar que a otros compañeros les costase más que a ellos comprender conceptos básicos.
He hecho adaptaciones, megaadaptaciones, powerpoints, vídeos, he explicado la historia como si fuera un cuento, ... no, no he llegado a disfrazarme, pero si he hecho el payaso para explicar conceptos de mil y una maneras, he explicado la historia con personajes de videojuegos, me he puesto dibujos de piñas en la cabeza... y entre una cosa y otra refuerzo las competencias básicas que todo alumno ha de adquirir para valerse por sí mismo en la vida... desbordante. Miren ...didácticamente he hecho todo lo que he podido... pero hay quien no siente ni pizca de interés ni por el misterio de las pirámides de Egipto, sus faraones, las momificaciones ni aunque se explique acompañado de todo un despliegue de fuegos artificiales y hay quien además de no sentir interés, no deja fluir el interés que otros tienen mientras de paso da muestra de conductas poco o nada cívicas...
Sinceramente, estoy esperando que alguien me aclare y reajuste mi papel. Puedo enseñar y enseño Historia, Geografía, Arte, y en varios idiomas... si tuviera un público receptivo sería la gloria (si, alguna vez lo he tenido), también puedo educar en valores, enseñar a comportarse, modales, educación, respeto, saber estar, cositas que en una vida en sociedad son imprescindibles (ya no me cuestiono si es deber o no de los padres, solo expongo la carencia cada vez más abrumadora que hay en educación y civismo ...no , no es que yo haya tenido “mala suerte” con el alumnado que me ha “tocado”, es lo que viene... como decía puedo hacer o una cosa u otra, pero humanamente solo llego a hacer medianamente lo que puedo en ambos aspectos.
Algo hay que replantearse.
No conduce a nada retener en un aula por la fuerza, con una programación que hay que cumplir a rajatabla, ya sea adaptada o megaadaptada, a unos jóvenes que lo que necesitan es otro tipo de educación. Una educación emocional, una educación en gestión de sentimientos, una educación que extraiga lo mejor de ellos como personas... y a partir de ahí, ya creo que sí será posible motivarles en otros menesteres y encauzarles en otro tipo de aprendizajes teóricos.
Llámenme clasista, segregacionista, no me importa. La diversificación en varias vías de enseñanza me parece una necesidad. Igualar a todos por abajo me parece un error. Igualar a todos por arriba es otro error. Permitir que un chavalico pase de la Primaria a la Secundaria sin saber apenas leer o escribir la ley impide que puedan repetir más de dos veces en primaria- es un gravísimo error. Permitir que un estudiante de secundaria que ya haya repetido un año, pase al curso siguiente por imperativo legal es un despropósito (¿tiene sentido premiar la dejadez?) que caro precio.
Miren, como profesión, la enseñanza puede ser horrible, inhumano trabajar en ello, puede ser insufrible, si, no es en absoluto falso el que sea la profesión donde más depresiones hay. Pero saben qué, como profesión, cuando es bueno es maravilloso, cuando es bueno creo que no hay nada mejor en el mundo: cuando ese delincuente en potencia al que has estado reforzando positivamente durante meses, aguantando estoicamente sus amenazas y desplantes, un día te sonríe y “te” hace los deberes sólo para que le digas lo orgullosa que estás de él, cuando has conseguido que “dejen el lado oscuro”, cuando el más “cabritillo” tiene gestos bondadosos, cuando ves esos cambios en ellos, cuando te miran con sus caritas y te sonríen, cuando es en tì en quien confían cuando tienen un problema, cuando se desgañitan gritando tu nombre y van corriendo a saludarte cuando te ven, cuando te dan un abrazo y te dicen que no quieren que te vayas (después de haberte estado haciendo la vida imposible durante el curso!), cuando todavía te escriben correos y te dan muestras de cariño.
El mundo sé que no puedo cambiarlo, cada uno podemos cambiar nuestra pequeña parcela, y mi parcela que es muy grande, como muy grande es la responsabilidad que conlleva mi trabajo. Los paradigmas sobre los que se articula la enseñanza necesitan urgentemente un cambio. No se sostiene. Ni los alumnos son capaces de sostenerse en estos programas educacionales, ni los profesores podemos seguir siendo cómplices de un sistema que no funciona.
De acuerdo, hasta ahora he planteado el estado de la cuestión. Muchos de los que hayan llegado hasta aquí en la lectura no les pillará de nuevas, no sé qué pensarán ustedes, tal vez haya quien se sorprenda de lo que cuento.
Me he sentido muy tentada de poner frases reales de alumnos míos... para que vieran hasta qué punto la gravedad del tema, pero cuento con que su sensibilidad haya captado sin necesidad de más líneas cómo está el panorama.
¿Soluciones?
Aquí mi brain storm:
Ningún alumno se debería de frustrar por repetir.
La base de la que partir debería ser saber leer y escribir en castellano. Sin eso no se debería poder subir de grado. A quien no sepa leer o escribir correctamente y con fluidez (el caso de problemas que requieren logopedia sería otro- ofreciendo apoyos complementarios) hay que reforzar el tiempo que sea necesario esa habilidad.

Los estudiantes que provengan de países cuya lengua no es el castellano deberían obligatoriamente de pasar por un periodo de adaptación lingüística, cultural y con apoyo emocional
Comprensión de textos escritos. Comprender lecturas a un primer nivel y a un segundo nivel – captar subjetividades...- Sin eso no se debería poder subir de grado.
Estos tres puntos junto con el ayudarles a integrar valores cívicos de educación, respeto, tolerancia, solidaridad... serían los CIMIENTOS IMPRESCINDIBLES desde los que el sistema educativo puede empezar a construir.
A lo largo de la secundaria debería haber algún tipo asignatura obligatoria, de atención individualizada, al menos 1 o dos veces a la semana de llamémosle (ahora que están tan de moda estos términos) teenagers soul coaching, si, coaching, personal coaching, en toda la extensión del término. Si cada día hay más adultos que lo demandan ... imagínense cuanto camino llevaríamos adelantado si nuestros jóvenes, el futuro de nuestra sociedad, llevara ya eso adelantado!!
Los estudios curriculares de secundaria deberían diversificarse en varias rutas. De manera que:
a) se diera la oportunidad de exprimir al máximo el potencial de aquellos alumnos que deseen

dedicarse a estudiar un bachiller y/o una carrera
b) que facilitara el acceso a conocimientos generales de carácter humanístico, conocimientos del entorno, matemático, creativo y práctico a alumnos con dificultades de aprendizaje pero con demostrado interés y curiosidad por realizar aprendizajes
c) que se dieran unos conocimientos de carácter práctico, matemáticos, cívicos, de las cosas que cualquiera necesita saber para manejarse en nuestro mundo unido a otro tipo de materias de carácter más libre elegidas por el propio alumno y que estuvieran en consonancia con sus intereses y promovieran un desarrollo de su potencial, algo así como un personal teenagers soul coaching que lo condujera a algún aprendizaje práctico en positivo.
d) Para los casos más extremos: puras clases de integración social, civismo, educación, valores, respeto, tolerancia, solidaridad, empatía, manejo de emociones, cómo superar determinadas situaciones...
Espero que este pequeño texto pueda servir como exposición de la realidad que hay. Desde dentro de este mundo afirmo contundentemente que no hay exageración alguna sobre el estado general de la cuestión. Espero haber podido dar un poco de difusión a la realidad que no siempre queremos ver, haber dado un poquito de luz a este tema tan trascendental.
Por supuesto que muchísimo habría que concretar en soluciones, pero este es un pequeño boceto, un pequeño pasito al andar y al que espero que otras voces y otras propuestas se unan.
Gracias por prestar atención a este texto. Gracias por poner luz en la educación, un tema, que es cosa de todos.
Atentamente, María Eugenia. 

jueves, 5 de febrero de 2015

LA INFLUENCIA DEL LENGUAJE DEL ADULTO EN LOS NIÑOS. TAMARA CHUBAROVSKY

Fuente: PequeMundo: http://www.pequemundo.es/Post/tamara-chubarovsky-no-hay-excusas-ni-razones-para-gritar-el-gritar-siempre-denota-un-conflicto-entre-nosotros-una-falta-de-control-un-desbordamiento

Tamara Chubarovsky: "No hay excusas ni razones para gritar. El gritar siempre denota un conflicto entre nosotros y una falta de control"

El lenguaje es la herramienta principal que los seres humanos tienen para comunicarse. Es importante que los adultos sepamos utilizarlo de forma adecuada con el niño para que nuestro mensaje llegue de forma clara, sencilla y eficaz. 
Si los niños no nos hacen caso, generalmente es nuestra culpa y no la suya, es la falta de asertividad la que nos dificulta la comunicación
PequeMundo se ha puesto en contacto con Tamara Chuvarovsky, pura energía y vitalidad, con un discurso sereno e intenso para desentrañar los recobecos del lenguaje. Chuvarovsky es logopeda holística, especialista en desarrollo personal a través de la voz y desarrollo sensomotor y del lenguaje en niños. Hemos hablado con ella para conocer el impacto del lenguaje adulto en el niño.
  
Tamara Chubarovsky en plena acción en uno de sus talleres
¿Qué influencia tiene el adulto en la manera de hablar del niño?
El niño adquiere las tres capacidades puramente humanas de andar, hablar y pensar a través de la imitación. Por ejemplo Kasper Hauser, el niño que se crió entre lobos, no llegó a andar erguido, se mantuvo en el gateo. Sin embargo cualquier animal criado con humanos seguirá siendo un auténtico  animal de su especie. En el caso del bebé, los adultos somos cruciales en el aprendizaje del andar, del hablar y del pensar. Pero además, nuestra manera de hablar influenciará al niño a nivel anímico, cognitivo e incluso físico. 
¿Cómo comienza el aprendizaje del lenguaje en el bebé?
El niño primero lalea, en un laleo que podríamos denominar universal, ya que es idéntico en todas las lenguas y culturas. También por esa época es capaz de entender por igual cualquier lengua. Aunque no comprenda los conceptos, tiene una percepción sutil de nuestro lenguaje. 
Capta nuestro estado de ánimo, nuestras emociones, incluso nuestros pensamientos. Pronto él mismo comenzará a expresarse anímicamente a través de los típicos juegos silábicos dadada, tatatata, babababa etc. Recién cuando empiece a caminar, comenzará a hablar en su lengua materna, sin embargo ya mucho antes, la comprendía. 
Algo fundamental en el aprendizaje de la lengua es el modelo. Pero vemos que este modelo tendrá un impacto mucho más amplio que el de la adquisición de la lengua. Nuestra coherencia, la unidad entre nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras emociones, además de facilitarle el aprendizaje, le aportará seguridad en lo emocional y claridad en el pensar.  En cambio, nuestra neurosis, incongruencia, falta de claridad e ironía, no solo harán que nuestro discurso y órdenes sean menos efectivos, sino que además interferirán negativamente dando inseguridad y falta de claridad.
¿Qué impacto  tiene el contenido emocional de nuestras palabras en los niños?
Cuánto más pequeño es el niño, tanto más importante será cómo decimos las cosas, ya que el niño prestará más atención a esto. Así es que si le digo que se tranquilice mientras hablo histéricamente, difícilmente se tranquilizará, así como si gritando le digo que no grite. También deberíamos evitar los mensajes confusos como se da el caso cuando decimos “qué bonito, no”, en tono feo, regañando. Lo mismo ocurre cuando decimos ¿Puedes lavarte los dientes?, en tono de orden. Es una pregunta, pero con tono de orden. No hay unidad, el mensaje no es claro.
Nuestro tono y melodía al hablar influyen en el niño. Podemos calmarlo con un tono sereno y cálido, podemos activarlo con un tono dinámico. Pero también podemos desorientarlo, confundirlo e inquietarlo, por eso es urgente que tomemos conciencia del tono con el que hablamos, del mensaje emocional que emitimos.
Tendemos a dar muchas explicaciones, a hacer frases largas y complejas, cuando para el niño es un alivio escuchar una orden clara como ¡Nos ponemos los zapatos! El problema no está en la frase, sino en el tono, en la melodía de nuestras palabras. Si lo decimos de manera dura, seca o gritando, es negativo. Si decimos, “venga, cariño, vamos, que hay que ponerse los zapatos, ¿te parece? ¿Nos ponemos los zapatos?” Aquí hay exceso de simpatía y duda, difícilmente será eficaz. Posiblemente a continuación pasemos a la antipatía, con un grito “¡te he dicho ya 10 veces que te pongas los zapatos!”  Suelo hablar de la importancia de hablar con claridad, de manera neutral, sin antipatía y a la vez con decisión y entusiasmo. Sin ñoñería y a la vez de manera cálida y natural. ¡Nos ponemos los zapatos, que nos vamos al parque!, puede ser dicho con entusiasmo y alegría, con un tono que invite a ponerse los zapatos.
No es pecado hablar con claridad, siempre que la emoción no sea negativa. La falta de claridad en nuestra expresión hace que los niños no comprendan, sea poco efectivo y luego subamos el tono, con las consecuencias que esto conlleva. Porque el grito tiene un impacto negativo hasta en lo fisiológico. Con cada susto se produce una contracción de pulmón y un pequeño parón respiratorio. Esto, en edad de crecimiento, sobre todo antes de los 6 años, influirá en el patrón respiratorio y en la función pulmonar, pudiendo crear una debilidad en este órgano. No hay excusas ni razones para gritar. El gritar siempre denota un conflicto en nosotros, una falta de control, un desbordamiento. Gritando mostramos nuestros propios límites, nuestras sombras no resueltas. Gritando no se resuelve nada. Lo que resuelve y mejora las conductas de los niños es el cambio en nuestra propia conducta. Una vía de encarar el cambio es a través de la toma de conciencia y transformación  de nuestra propia manera de hablar y expresarnos, del uso de nuestra voz, nuestro tono y nuestras palabras.
¿Cómo influye el contenido de nuestras palabras (de nuestro tono y melodía) en los más pequeños?
Por supuesto, tan importante como el cómo hablamos es el qué decimos. Por suerte en este ámbito ya hay mucha conciencia. Igualmente, repasemos los aspectos fundamentales. 
Nuestras afirmaciones tienen un profundo impacto, transformándose en decretos. A un niño al que digo “eres tonto”, lo estoy invitando a transformarse en tonto. En la frase “eres tonto” estoy atacando la integridad del niño, el ser del niño. Esta afirmación podría afectar su nivel cognitivo, si le digo “eres malo”, afectaría su conducta, si le digo “eres gordo”, su metabolismo. 
Y siembre estaremos atacando su autoestima y autoimagen.  Diciendo “lo que has hecho es una tontería”, habremos mejorado bastante la situación, ya que no estaremos atacando al niño, sino a su acción. Sin embargo, sigue siendo una frase abstracta y subjetiva, que poco ayuda al niño. Podemos en cambio decir,  “ahora nos sentamos con los pies bien apoyados en el suelo y la silla bien pegada a  la mesa”. Esta es una frase constructiva que ayuda al niño a saber qué esperamos de él. Es una frase que fácilmente podremos decir en un tono neutral, sin violencia. Es una frase descriptiva, concreta y objetiva, que aportará claridad al niño. 
Vemos una vez más, que si los niños no nos hacen caso, generalmente es nuestra culpa y no la suya, es nuestra falta de asertividad la que nos dificulta la comunicación.
Desde pequeños los niños reconocen la voz verdadera de su interlocutor, vibrando con ella
¿Qué incidencia tiene nuestra voz en la comunicación con el niño?
Nuestro lenguaje vibra en el niñoLa voz es sonido y el sonido es vibración. Y la vibración mueve cada una de nuestras células. Si nos ponemos la mano en el pecho y hablamos con un tono estridente, como de animación, veremos que el pecho no vibra. La voz se queda en la cabeza sin conectar con la calidez del corazón. Tampoco vibra libremente la voz si hablamos con una voz disfónica,  ya sea porque tenemos la voz mal o porque en compañía de los niños nos tornamos excesivamente cuidadosos, queriendo ser suaves y creyendo que achicando la voz lo conseguiremos. Escuchando este tipo de voz nos sentimos comprimidos, ahogados. La respiración se nos traba. 
Teniendo en cuenta que por la empatía orgánica todos estos procesos son aún más potentes en los niños, que respiran como nosotros y vibran con nosotros, veremos que se nos abre un interesante campo terapéutico. Puedo irradiar salud, bienestar y respiración armónica a través de mi propio lenguaje, corrigiendo problemas del niño a través del cambio en nosotros. Pero incluso manteniéndonos en el aspecto emocional, manteniéndonos en el aspecto de cómo conectamos con el niño y como nuestra voz nos ayuda, veremos que a través de una voz sana y auténtica, llegaremos mucho mejor. Con una voz estridente y artificial, no conecto. Una voz disfónica puede ser algo amorosa, pero no es saludable. Siendo lo que somos, sin impostar voces ñoñas, ni en falsete ni metidas hacia adentro, llegaremos  mejor.  
El niño desea sentir personas de verdad, no personajes y la primer vía de percepción de esto es la voz. La voz debe ser la nuestra, nuestra verdadera y auténtica voz, que en muchos casos deberemos hacer un trabajo para conectar con ella, ya que es habitual estar desconectado de la propia voz y por tanto del propio ser de uno. También haríamos un favor a los niños y a nosotros mismos, si la liberamos de su cárcel, como es el caso de la voz disfónica. A veces nos metemos en un personaje al hablar al niño, otras, estamos todo el día en un personaje...De modo que deberíamos comunicarnos con los niños en nuestra voz natural, que puede ser grave, oscura y amplia, por ejemplo. 
Donde realmente debemos transformarnos es en el tono y melodía, evitando la sequedad,  dureza y exceso de velocidad del lenguaje, conquistando maneras redondas y calmas o dinámicas y radiantes.
¿Cuál es el impacto de los sonidos del lenguaje empleado por los adultos en el niño?
Si hablo estresado, el niño se estresa conmigo. Si hablo calmado, lo calmo. Lo notamos en lo emocional, pero esto tiene un impacto hasta en lo fisiológico. Si hablo con una voz sana y buena respiración,  irradio salud y bienestar a cada órgano, ya que cada vocal y cada consonante tienen afinidad con algún órgano o parte del cuerpo. R. Steiner nos asegura que un lenguaje sano y bien articulado en el entorno del niño, es fuente de salud y alimento energético para cada órgano. En cambio, un entorno donde se escucha un lenguaje difuso, mal articulado y con una voz disfónica sería caldo de cultivo para futuras enfermedades. ¡Tan rotunda es su afirmación! Teniendo en cuenta que la respiración y su efecto oxigenante es la base de la salud, no es tan difícil comprender esta relación.
¿Cómo influye nuestra articulación (dicción) en la salud?
Nuestra articulación dijimos que aporta salud a todo el organismo, ya que una buena articulación garantiza que los sonidos pueden hacer su labor sanadora en el cuerpo. Si la R suena bien, entonces masajeará todo el sistema circulatorio y respiratorio (corazón y pulmón) y activará el riñón, por ejemplo.  Pero además, desde el punto de vista emocional, nos dará alegría y movimiento. Diferente es el caso de la L, que activará nuestros fluidos y nos proporcionará calma. 
Rima "masajito-cosquillita" de Tamara Chubarovsky para hacérsela a un niño que tenga dificultad para pronunciar la R
Manejarse con el efecto terapéutico de los sonidos es ya algo más complejo, sin embargo a simple vista podemos vivenciar los efectos de una buena articulación en relación a una articulación vaga y difusa. Hoy día existe un experimento llamado magnetoencefalograma (MEG), que nos permite ver qué ocurre en el cerebro del niño mientras nos escucha.  El MEG demuestra científicamente lo que R. Steiner ya decía, sobre el impacto de nuestro lenguaje en el niño. Aquí se ve como cuando el niño escucha un adulto que habla poco claro, en su cerebro se activan las mismas áreas que en el orador, en este caso, de forma difusa. Al escuchar a un adulto que habla claro y bien articulado, se activan cantidad de conexiones neurológicas, de manera precisa y clara y sobre todo se ve la incidencia en una mayor comunicación entre los dos hemisferios. Nuestro lenguaje se imprime fisiológicamente, sobre todo en el cerebro del niño, dándole forma y estructura. En realidad son las consonantes las que hacen esta labor. Y es que articular significa moldear la consonante, que a su vez nos odela a nosotros. Este experimento es la verificación de la empatía orgánica a nivel científico, pero hay otra manera de percibir esta acción. Si hablamos poco articulado, es decir, vocálico, con la mandíbula, lengua y labios flojos y sin tonicidad, inmediatamente nos sentimos algo tontos. En cuanto articulamos clara y bellamente las consonantes nos sentimos presentes y despiertos.  Sentimos claridad en nuestro pensar.  Y esta misma acción ocurre el niño ya solo de escucharnos. Si además tenemos en cuenta que a través de un buen ejemplo el niño conseguirá hablar bien, ya podemos estar doblemente tranquilos, sabiendo los beneficios en el propio niño de un lenguaje claro, bien articulado y con una voz saludable.
Lo que entra por mi boca me enferma o sana. Lo que sale de mi boca, enferma o sana a mi entorno.
Mi coherencia en la expresión facilitará al niño su propia capacidad de expresarse. Y es este el camino hacia la paz en el mundo. Quien sabe comunicarse asertivamente no necesita de armas, ni gritos ni otras formas de violencia. Nuestro cambio hará el cambio en los niños y ellos son el futuro de nuestra  sociedad.
La  voz  y el lenguaje del adulto obstaculizan o apoyan el desarrollo del niño. Es una gran responsabilidad que está en nuestras manos.
Pero para esto es urgente reconectar con nosotros y con nuestra verdadera voz. Para eso, nuestro nombre es de inmensa ayuda. Allí donde suena nuestro nombre entero, allí está nuestra voz…Y una manera sencilla de apoyar la voz, la integridad y el potencial latente de nuestros niños es nombrándoles por su nombre entero, amorosa y bellamente…
Pueden encontrar más información, artículos específicos sobre el tema y material didáctico a través de la págnia de Tamara Chubarosvky:
http://www.vozymovimiento.com
Otros artículos que pueden resultar de su interés:
Críticas constructivas: grandes aliadas en la educación